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Tema 10. Zooparasitosis, picaduras de insectos y leishmaniasis cutáneas
Zooparasitosis     

Dr Ricardo J Bosch. Servicio de Dermatología. Hospital Universitario Virgen de la Victoria. Prof Titular de Dermatología de la Universidad de Málaga. Actualizado junio de 2011  

ZOOPARASITOSIS

1. SARNA HUMANA

 

Concepto. Parasitosis conocida también como “escabiosis”, de transmisión hombre-hombre por contacto íntimo y caracterizada por intenso prurito de predominio nocturno.

 

Incidencia

No es rara, y sufre aumentos cíclicos cada aproximadamente 15 años. Está relacionada con las condiciones higiénicas ligadas a la situación social, pero fundamentalmente con la respuesta inmune a la misma.

 

Etiología y mecanismo de contagio

Sarcoptes scabiei var. hominis (“arador de la sarna”) es un ácaro, parásito estricto, de cuerpo ovalado con cuatro pares de patas y 10 pares de espinas dirigidas hacia atrás en el dorso, que le impiden retroceder en el surco. La hembra tiene los dos pares posteriores terminados en cerdas. Una vez fecundada perfora la capa córnea y, por la noche, con el aumento de la temperatura corporal, labra un surco justo por debajo de ésta donde va depositando los huevos. El macho, que es más pequeño en general y también posee cuatro pares de patas, muere tras la cópula. De los huevos salen las larvas a los 7 días, que perforan el techo del surco, llegan a la fase adulta en unas dos semanas, copulan y se reanuda el ciclo. El número de hembras activas está entre 10 y 30 en la sarna vulgar y su distribución en la superficie cutánea varía en función del sexo y la edad.

La transmisión requiere contacto íntimo, piel con piel, como ocurre en el acto carnal, por lo que a menudo tiene carácter de enfermedad de transmisión sexual, con mayor prevalencia entre individuos promiscuos. Además, es habitual la diseminación al resto de la familia o núcleo de personas más próximo al afectado, dada la convivencia íntima en la casa, aún en ausencia de relación sexual.

 

Diagnóstico

Se realiza en base a la historia clínica y a los hallazgos exploratorios.

Anamnesis: Prurito, generalmente intenso, con claro predominio nocturno por lo que suele despertar al paciente que se encuentra rascándose intensamente. La cabeza suele respetarse. El periodo de incubación es de dos a cuatro semanas. Es habitual que el paciente refiera que el cuadro ha afectado también a algún conviviente.

Exploración: Aparecen alteraciones por el propio parásito o derivadas del rascado.

- Lesiones específicas. Denominamos así a las causadas directamente por el propio parásito. Ocurren de preferencia en espacios interdigitales, cara ventral de las muñecas, proximidad de las axilas, y son muy características en el varón en el dorso del pene, en la areola mamaria en la mujer, y en palmas y plantas en los niños. Son de tres tipos: surco acaríno, lesión lineal de 5-15 mm en los que la piel está elevada, de forma similar a cuando se introduce una aguja por debajo de la capa córnea; eminencia acarina, formación sobreelevada, situada unos milímetros por delante del surco, donde con cierta habilidad puede obtenerse el ácaro visible al microscopio; y vesícula perlada, lesión reactiva que se localiza especialmente en las caras laterales de los dedos (de forma muy parecida a la dishidrosis), y en los niños en palmas y plantas donde puede llegar a producir ampollas.

- Lesiones inespecíficas, derivadas del rascado, erosiones y excoriaciones puntiformes y lineales con costras hemorrágicas y zonas de liquenificación. Es frecuente observar eczematización e impetiginización como complicación por sobreinfección bacteriana.

También pertenecen a este grupo los papulonódulos semiesféricos localizados habitualmente en genitales, especialmente en escroto, y nalgas muy similares a las picaduras. Son intensamente pruriginosas y suelen persistir incluso semanas después de curada la sarna (pápules persistentes o nódulos escabióticos).

 

Diagnóstico diferencial

En general con todos los procesos pruriginosos generalizados. Los datos claves para el diagnóstico son: 1.- Predominio nocturno del prurito; 2.- No afectación de la cabeza; 3.- Afectación peristática (pareja, familia, amigos); y 4.- Presencia más o menos aparente de las lesiones características (surco, eminencia y vesícula). Si se logra aislar el parásito el diagnóstico es incontestable, pero no siempre es factible. Con cierta frecuencia es imposible establecer con total seguridad el diagnóstico, y puede estar indicado realizar tratamiento antiparasitario con fines “exiuvantivus”.



 atlas tratamiento DD
Sarna. Surcos acarinos Sarna. Surcos acarinos Sarna. Pápulas persistentes Sarna. Lesiones vesiculosas en la planta de los pies de un lactante Sarcoptes scabiei


Formas clínicas especiales

 

Sarna noruega

Forma florida debida a una baja respuesta inmune del paciente o a cronicidad del cuadro, que permite el desarrollo de un número muy elevado de parásitos en la piel. Se ve con escasa frecuencia en inmunodeprimidos (VIH+, tratamientos inmunosupresores, linfomas avanzados) y en pacientes abandonados, como un cuadro escamoscostroso generalizado, sin respetar cara ni cuero cabelludo, e intensas lesiones en las palmas y plantas. No es raro que el paciente no refiera prurito. El elevado número de parásitos hace que se trate de una dermatosis muy contagiosa que puede ser responsable de auténticas epidemias en centros cerrados como asilos, hospitales psiquiátricos, etc.

 

Dermatosis postescabiosis

Consiste en la presencia de prurito y dermatitis inespecífica, o con lesiones nodulares ya citadas en zona del escroto, tras tratamiento correcto y resolución de la sarna. Se relaciona con xerosis e irritación cutánea `por algunos antiparasitarios, aspectos emocionales de rechazo a la enfermedad y fenómenos de hiperreactividad inmune frente al parásito.



Sarna noruega Sarna noruega Sarna noruega


Tratamiento

Debe tratarse a los afectados y a todos los convivientes al mismo tiempo y eliminar el parásito de las ropas en íntimo contacto con la piel (sábanas, ropa interior, etc.), con un lavado ordinario o dejándolas sin usar durante varios días.

El de primera elección es la permetrina al 5 % en crema por su tolerabilidad, poder usarse en niños y embarazadas y carácter ecológico. Se aplica en toda la piel, excepto la cabeza, dos noches consecutivas retirándolo con la ducha por la mañana. Si es preciso se repite a la semana. La falta de respuesta a este tratamiento obliga a replantearse el diagnóstico, aunque se han descrito casos de resistencia. Cabe recurrir entonces a las antiguas lociones de lindane al 1% o de benzoato de bencilo al 10 %, generalmente formuladas por la práctica desaparición de los preparados comerciales con estas sustancias. No deben usarse en menores de 2 años, para los que puede ser útil la vaselina azufrada al 6 %, en embarazadas ni durante la lactancia. En los casos resistentes y en la forma de sarna noruega se puede utilizar la ivermectina (dosis única de 14 mg para un adulto de 70 kg) obtenida vía medicación extranjera.




2. PEDICULOSIS (“PIOJOS”)

Parasitosis por insectos del género Anoplura, chupadores de sangre (hematófagos), exclusivos del hombre. Su incidencia ha disminuido en países desarrollados pero sigue siendo relativamente frecuente la pediculosis capitis en niños en edad escolar, y la pediculosis pubis entre los adultos activos sexualmente.

 

a. Pediculosis capitis

 

Etiología e incidencia

Está producido por Pediculus humanus var. capitis, que está limitado a la cabeza, especialmente zona occipital y retroauricular, donde viven en general menos de 10 insectos, difíciles de ver, pero no sus huevos fijados a los pelos (liendres).

Son frecuentes en niños en edad escolar, con fácil transmisión entre ellos, lo que da lugar a epidemias en colegios, aunque también puede pasar a profesores y padres. Está favorecido en ambientes con higiene deficitario o por los peinados que dificulten el lavado frecuente del cabello.

 

Diagnóstico

La sospecha debe establecerse siempre ante todo prurito en cuero cabelludo. Este motiva rascado y con frecuencia sobreinfección con presencia de costras melicéricas y las correspondientes adenopatías retroauriculares, occipitales y cervicales. No se debe diagnosticar nunca impétigo en cuero cabelludo sin descartar concienzudamente pediculosis,

La exploración demuestra la presencia de liendres (huevos encapsulados unidos a los pelos), fácilmente observables con la lupa como pequeñas formaciones blanquecinas o grisáceas adheridas lateralmente al pelo y difíciles de desprender.

 

Diagnóstico diferencial

Debe establecerse con el prurito de base atópica o de otro tipo. Las liendres deben diferenciarse de escamas por pitiriasis seca, y de las fundas pilares, estructuras queratinosas que en ocasiones presenta el pelo y que se deslizan a lo largo del tallo piloso. En ocasiones las liendres no son visibles y el diagnóstico se basa más en la observación de lesiones costrosas e inflamación de los ganglios regionales.

 

Tratamiento

Se usa fundamentalmente la permetrina al 1,5 %, en forma de gel-loción que se deja actuar durante 30 minutos (en algunas ocasiones bajo un gorro de polietileno), y de champú que se deja actuar durante unos minutos, La operación debe repetirse varias veces separados por unos días descanso. Otra opción es la aplicación durante periodos variables de preparados con siliconas que inmovilizan al parásito. Para eliminar las liendres, muchas veces ya no viables, pero inestéticas y angustiantes para las madres, debe pasarse un peine de púas finas (“liendrera”) con el cabello mojado en agua avinagrada que favorece su desprendimiento al ayudar a disolver el material que les mantiene adheridas al pelo.

 

Profilaxis

El cabello corto y una buena higiene disminuyen el riesgo de contagio. En situaciones de riesgo por haberse detectado casos en el entorno próximo pueden usarse repelentes a base éster etílico de del ácido 3-(N-butilacetamno) propiónico.



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Pediculosis capitis Pediculosis capitis Pediculosis capitis. Liendres


b. Pediculosis pubis

 

Etiología e incidencia

El agente causante es Pthirus pubis, también conocido como “ladilla”, que es más redondeado que P. humanus, y que presenta unos robustos segundo y tercer pares de patas delanteras terminadas en pinzas con las que se fija al vello pubiano.

De distribución mundial, se transmite habitualmente por contacto sexual. Es frecuente en prostitutas de bajo nivel y sus usuarios, y personas promíscuas. Su detección obliga a descartar otras enfermedades de transmisión sexual.

 

Diagnóstico

El paciente refiere prurito en la zona genital. A la exploración es frecuente la observación en zona pubiana y parte alta de los muslos de puntos eritematosos y manchas azul-grisáceas (“máculas cerúleas”), probablemente por pigmento sanguíneo en las picaduras. Un dato indirecto ocasionado por éstas, y muy útil para el diagnóstico, es la observación de un punteado oscuro en la ropa interior, más patente cuando ésta es blanca. Es relativamente frecuente la observación con lupa de las liendres, y de los adultos cogidos al vello pubiano y en movimiento. En el varón es posible su propagación al vello abdominal, y a través del mismo hasta la axila e incluso a las pestañas, donde puede verse también en bebés de pacientes afectas de forma extensa.

 

Tratamiento

Se utilizan los antiparasitarios ya citados, especialmente la permetrina al 1,5 % en crema y el lindane en champú al 1 % dejándolo actuar durante unos 5 minutos.



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Pediculosis pubis. Liendres Pthirus pubis Pediculosis pubis. Extensión a las axilas Liendres Pthirus pubis

 
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